Deja que accedan a tu base de datos
LibraryThing es un servicio que permite de una forma muy sencilla, catalogar tu colección de libros, además de ofrecer funcionalidades complementarias que permiten aplicar tags propios a tus libros, acceder a los catálogos de otros usuarios o ver qué usuarios comparten documentos contigo. En definitiva, toda ese clase de funcionalidades que se vienen ofreciendo de forma similar en servicios como del.icio.us o Flickr.
Lo realmente interesante es que la información de cada libro (portada, autor, título, editorial, etc…) se obtiene de catálogos bibliográficos: el sistema se conecta a estos servicios e importa los datos, siendo Amazon (en sus diferentes manifestaciones locales) la principal fuente de obtención de los datos de cada libro. En este sentido, una operativa similar a la del gran e imprescindible Delicious Monster. Sin embargo, la gran aportación de LibraryThing es que ofrece más de 30 catálogos bibliográficos de todo el mundo como fuentes alternativas a Amazon para obtener los datos de los documentos de nuestra biblioteca.
Este proceso de captación de contenidos externos para reorientarlos en beneficio del producto propio no es algo especialmente novedoso. De hecho muchas bibliotecas alimentaban sus catálogos a través de importaciones de los registros de la Library of Congress ya en los años ‘80. Pero se trataba de experiencias muy puntuales y en entornos especializados.
Es ahora, en lo que se viene llamando la Web 2.0, donde es cada vez más habitual que los servicios web ofrezcan aplicaciones (llamadas API) abiertas que facilitan el acceso operativo a sus bases de datos (o al menos a parte de ellas). De esta forma, personas externas a las empresas de origen desarrollan nuevos productos que aprovechan los datos para ofrecerlos de una forma diferente (el caso citado de LibraryThing), para hacer cosas nuevas con ellos (por ejemplo las nuevas formas de visualización propuestas por musicplasma a partir de los datos extraídos de Amazon, lo que hace fac.etio.us a partir de del.icio.us) o desarrollar nuevas herramientas que partan a partir de esos datos (es el ejemplo de tagzania o Foundcity a partir de Google maps.
Para las empresas generadoras de contenidos, ofrecer esta clase de aplicaciones de acceso a sus bases de datos debería ser una prioridad estratégica. Cierto que no todas las empresas pueden aspirar a tener la resonancia e influencia en Internet de Amazon, Google o incluso del.icio.us y esperar que multitud de individuos estarán deseosos de desarrollar nuevas aplicaciones sobre sus contenidos. Pero esa no es la única vía. Estas aplicaciones pueden ser aprovechadas por ejemplo por los clientes para que puedan desarrollarse versiones realmente personalizadas y a medida de su producto de una forma relativamente sencilla.
Pero lo que para las empresas privadas puede ser un elemento estratégico, para las administraciones debe de ser una obligación. Los organismos e instituciones públicas son en muchos sectores las principales generadoras de bases de datos y a estas alturas ya no hay suficiente con bases de datos de consulta al ciudadano. Deben de garantizar las aplicaciones necesarias de acceso a una versión estructurada de los datos que incorporan. La administración debe entender que ella sería la principal beneficiada de un sistema en el que los datos de sus bases de datos son manipulados por empresas privadas, simples ciudadanos o incluso (por qué no) otras instituciones públicas.
En un contexto en el que por ejemplo todos los catálogos de las bibliotecas públicas y universitarias dispusieran de su API, seguro que podrían surgir más experiencias como LibraryThing, capaces de hacer aplicaciones muy interesantes.