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17 septiembre 2009

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El fin del libro, es cuestión de tiempo

Hace un tiempo leía un artículo en el que el autor se preguntaba dónde se iban a leer todos esos libros que se estaban digitalizando. Todavía hoy en día es una pregunta interesante, porque no está para nada solucionada. Son varios los lectores de ebooks que han ido apareciendo durante este tiempo, pero es evidente que son un camino hacia ningún sitio. Son soluciones momentáneas sin ningún futuro. De hecho, la semana pasada Steve Jobs los sentenciaba diciendo que no creía para nada en los dispositivos dedicados a una única cosa.

Volviendo a la pregunta inicial, problemente sea el propio Steve Jobs quien tenga la respuesta dentro de unos meses cuando lance la primera versión del iTablet (o como quiera que se vaya a llamar). Ese momento marcará además el inicio de la cuenta atrás del fin del libro tal y como lo conocemos hoy en día, tanto en cuando al formato físico como al conceptual.

Respecto al formato físico, es indudable que el libro ha resistido hasta ahora porque desde el punto de vista de la usabilidad es imbatible. Es manejable, permite una navegación perfecta y ofrece una resolución ideal. Para los libros de lectura ya sean de ficción o no es innegable que el formato encaja perfectamente y como digo, no ha aparecido una alternativa mejor hasta ahora.

Otra cosa es lo que ha pasado con las obras de referencia como enciclopedias, guía de consulta, directorios, etc. En estos casos, el formato digital ha tardado poquísimo en imponerse. Estas suelen ser obras que requieren estar actualizadas para ser útiles y tienden a contener grandes cantidades de información. El papel era claramente un soporte totalmente inadecuado. Por tanto, como digo, es cuestión de tiempo (y de soporte) que el libro deje de existir.

Pero quizás lo más interesante para mi es lo que apuntaba al respecto de la desaparición del modelo conceptual de libro que tenemos hoy en día como un conjunto más o menos estandar de páginas. Algo que es una vez más fruto de las restricciones del soporte. Un libro suele tener alrededor de 200 páginas porque un volumen con muchas más o muchas menos páginas dificultan la comercialización.

Cuando el soporte sea digital, la unidad no será la que propuso el autor en su momento, será la que decidan los usuarios que los consultan. El viejo concepto de Kevin Kelly de masa líquida de contenidos que se interconectan en ideas. Respecto a los nuevos contenidos que se generen, el medio hará que las novelas, estudios, relatos, artículos científicos, etc. tengan la extensión que tengan que tener. La que crea conveniente el autor. Como ya pasa ahora con los blogs o la wikipedia.

En un mundo sin restricciones físicas de espacio o de costes, es una mala elección autoimponerse las restricciones al trasladar a digital exactamente lo mismo que existía en papel.




1 Comentario

Comentario de
Giusseppe
25 septiembre 2009

El libro desaparecerá y con ello se beneficiará a los lectores y se beneficiará a los bosques. Quizá quienes deban cambiar de profesión sean los libreros. Si se produce un fenómeno de descargas ilegales similar al de la música y las películas…
El peso de los libros en la maleta de viaje, en la mochila, o en el bolso de mano dejará de ser un inconveniente.
Se leerán más libros? Probablemente la gente tenga acceso a esos libros a los que no tenía en el pasado, tal vez puedas encontrar con un sólo Click, justamente el libro que te apetece leer en ese instante.
Mientras llega el momento, yo sigo leyendo «Tokio Blues» en formato de papel.


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