Carles Gibernau Blog

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1 julio 2015

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Lo que he aprendido gracias al triatlón

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Es habitual encontrar en los libros de desarrollo personal o profesional consejos acerca de qué hace falta para tener éxito. Para mi, siempre fueron recetas vacías que nunca llegué a interiorizar. Hace tres años decidí empezar en el mundo del triatlón. Ha sido durante este proceso cuando finalmente he comprendido muchos de aquellos consejos.

Estas son las principales lecciones que he aprendido en este tiempo:

Es fundamental tener un objetivo
Tener una visión clara de lo que se quiere conseguir facilita mucho las cosas. Un objetivo proporciona el contexto necesario para que las cosas tengan un sentido y es básico para una definición inequívoca de lo que será el éxito. Ante cualquier decisión la pregunta debe ser, ¿me acerca o me aleja del objetivo? Cuando no hay un objetivo es igual lo que decidamos. No hay avance porque no hay nada que conseguir. En definitiva, un objetivo nos obliga a estar centrados.

En mi primera temporada decidí no preparar ninguna prueba en concreto y centrarme más en coger los hábitos adecuados. Fue sin duda útil, pero no fue hasta la segunda en la que ya tuve un calendario de objetivos marcados en la que realmente sentí un avance.

Hay que tener un plan
En el fondo, el éxito no es más que una consecuencia de hacer bien toda una serie de cosas. En el caso del deporte, entrenar correctamente, mantener una dieta adecuada, descansar lo suficiente, etc. Otro de los tópicos que he podido confirmar como ciertos gracias al deporte, es cómo lo verdaderamente satisfactorio está en el proceso de prepararse, entrenar y aprender. Mucho más que finalizar la prueba o el tiempo que puedas hacer. Por eso, el concepto de resultado como consecuencia es uno de los más potentes que he aprendido en mi vida.

Disciplina y determinación
Siempre hay una buena excusa (real o ficticia) para no entrenar o para rendirse. Siempre hay una razón para acortar el entreno. Para coger un desvío o para correr menos km’s. Hay que estar preparado para pasarlo mal. Para superar la fase en la que no salen las cosas, ni parece que vayan a salir. Sólo estar haciendo algo por las razones correctas aporta la perseverancia para conseguirlo. Ya lo decía Steve Jobs, lo que distingue a los que triunfan de los que no es pura perseverancia.

En mis primeros triatlones siempre fui de los últimos en salir del agua. A pesar de eso, no me importó y sólo pensé en redoblar el esfuerzo para conseguir que la natación dejara de ser un problema.

Sólo se sabe si se está preparado cuando se prueba de verdad
Siempre existe esa incertidumbre ante lo desconocido. La reacción defensiva suele ser pensar que no se está preparado. Mi experiencia con el triatlón ha sido que normalmente se está mejor preparado de lo que uno piensa. Y sobre todo, que en cualquier caso la única forma de saberlo es exponiéndose y probándolo.

Hay que aprender a celebrar las victorias
Aplicando aquí el concepto amplio de victoria: un buen entreno, rebajar tu marca, nadar por fin 2k seguidos … o, por supuesto, ser finisher. Cuanto más trabajamos correctamente más nos acercamos al objetivo y celebrar los progresos es un gran forma de ser consciente de ello. Si no, corremos el riesgo de vulgarizar el esfuerzo: una vez conseguido es como si no tuviera importancia. Reconozco que es algo que me ha costado bastante entender. Supongo que depende de la personalidad de cada uno. Pero una vez más, ha sido una gran lección.

La importancia de tener acceso a expertos que te aconsejen
Esta ha sido otra de las grandes lecciones de todo este proceso, puesto que siempre fui un poco individualista. Podemos intentar sacar las cosas adelante nosotros solos. La prueba y error es una opción. Pero, por lo general, tener acceso alguien con experiencia previa que nos pueda aconsejar nos hará avanzar más rápidos y evitar errores básicos. En el deporte, es fundamental tener un entrenador que te planifique correctamente la temporada. Igualmente, entrenar con compañeros expertos te ayuda a mejorar más rápido. En la vida profesional, existen los mentores, coach o consultores. Normalmente esto costará dinero pero, parafraseando a Warren Buffet no es lo pagas sino lo que obtienes.




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