Carles Gibernau Blog

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4 febrero 2008

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Son los datos, estúpido

Comenta John Battelle que Eric Schmidt, CEO de Google, le habría ofrecido a Jerry Yang, a su vez CEO de Yahoo, ayuda contra la reciente OPA hostil de Microsoft. La ayuda consistiría en integrar a Yahoo en la maquinararia de búsquedas pagadas de Google.

Al parecer la oferta no es nueva y ya fue rechazada anteriormente por Yahoo a pesar de los grandes beneficios económicos que podría generarles un acuerdo de este tipo. Para Battelle la razón tanto del ofrecimiento como del rechazo son los «datos». O sea, quién hace click en qué; dónde van a continuación, etc. y que es materia prima crítica para, entre otras cosas, optimizar los anuncios que se muestran para cada búsqueda.

Siempre me ha fascinado esa fijación de Google por capturar y medir grandes volúmenes de datos del comportamiento de sus usuarios y de aplicarlos para la mejora la experiencia de uso (y por su puesto de sus objetivos corporativos). Amazon es probablemente la otra empresa que mejor rendimiento sabe sacar a los datos que obtiene de sus usuarios.

Peter Norvig, director de investigación de Google, defendía públicamente hace un tiempo las ventajas de los datos y la infraestructura:

«Antes que discutir si este algoritmo es mejor que este otro, lo que hay que hacer es obtener diez veces más datos para el entreno. Y entonces de repente, el peor algoritmo… da mejores resultados que el mejor algoritmo entrenado con menos datos. Preocuparos antes de los datos que del algoritmo.»

Parece ser algo que en Google todo el mundo tiene totalmente interiorizado. Al menos un ingeniero de Google amigo de Tim O’Reilly que le comentaba mientras estaban comiendo en un restaurante:

«Cuando voy a un restaurante, y miro los restos de mi plato no veo comida. Veo información. Si el restaurante fuera Google, no recogerían el plato y tirarían a la basura los restos a la basura únicamente. Habría una cámara en la cocina que fotografiaría cada plato que se devuelve y se analizaría lo que le ha gustado y lo que no a la gente, y qué porciones eran demasiado grandes, de cara a optimizar futuros servicios»

El mismo Tim O’Reilly en un artículo titulado ¿Qué haría Google? ilustraba qué sería capaz de hacer Google por mejorar nuestra vida cotidiana si tuviera acceso a todos nuestros datos bancarios, telefónicos o nuestra lista de la compra.

Quizás estas anécdotas pueden sonar excesivas, pero para mi no son más que un indicio de un elemento tan importante que creo es una barrera inalcanzable para el resto de competidores. Algo, por otra parte, que no suelo ver que se tenga en cuenta prácticamente nunca en los comentarios de los analistas, habitualmente malos agoreros acerca del futuro de Google.




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